sábado, 25 de marzo de 2023

A 47 años del inicio de la dictadura cívico-militar-eclesiástica, seguimos gritando NUNCA MÁS a la violación de los derechos humanos de ayer y hoy

 


22 de marzo – Día Mundial del Agua, declarado por la ONU

24 de marzo – día de la memoria, la verdad y la justicia, fecha impuesta en las calles por la clase trabajadora en lucha


El terrorismo de Estado se impuso en Argentina y en los países de la región como parte de una planificación de Estados Unidos, vía Plan Cóndor, para retomar el control en nuestros territorios e imponer, mediante la represión, el naciente modelo neoliberal, otra variante del modo de producción capitalista, en función de los intereses de la burguesía a nivel global.

Los encarcelamientos arbitrarios, los centros clandestinos de detención, la tortura, la apropiación de menores, las desapariciones forzadas, los asesinatos, fueron parte del plan sistemático para disciplinar a la clase trabajadora, desarticular sus redes de solidaridad y destruir sus derechos, creando nuevos mecanismos para garantizar las ganancias del capital.

Y aunque el pueblo ha logrado, con su lucha, expulsar del gobierno y condenar a las cúpulas militares responsables del terrorismo de Estado, cosa aún no lograda con el empresariado y miembros de la Iglesia Católica, la democracia que se ha logrado todavía dista mucho de ser una garantía a nuestros derechos humanos. Día a día vivimos la criminalización de la protesta, el gatillo fácil de las malditas fuerzas represivas, femicidios, la pobreza de las mayorías, la imposibilidad de acceder a tierras y viviendas, el envenenamiento de nuestros territorios y cuerpos con agrotóxicos, metales pesados y todo tipo de contaminantes frutos del extractivismo y la industria…

Tal y como planteaba Rodolfo Walsh en la Carta Abierta a la Junta Militar, al cumplirse un año del gobierno de facto, los crímenes de la dictadura están presentes hoy en formas igual de perversas.

El derecho humano al agua (establecido por la Asamblea General de la ONU en 2010) es uno de esos tantos derechos que vemos cercenado día a día.

La ausencia de agua potable (que ya observaba Walsh como parte de la miseria planificada) sigue siendo la moneda corriente. La falta de acceso en regiones hoy afectadas por los efectos de la crisis climática. Pero los poderosos sí acceden a la misma (megaminería y fractura hidráulica, por ejemplo) y nos dejan resquicios de líquido contaminado. Incluso algunos hacen negocio con la misma, desde su embotellamiento para venta, hasta su cotización en la bolsa de valores de Wall Street, Estados Unidos, en el “mercado de futuro”, desde fines de 2020.

El uso del agua se ha vuelto privilegio de unos pocos y es cuidada a sangre y fuego como el recurso estratégico del futuro, como lo indica la militarización de los acuíferos y la reciente declaración de la jefa del Comando Sur de EEUU, Laura Richardson, que indicó que América Latina es importantes porque "tenemos el 31 % del agua dulce del mundo en esta región".

Hoy, cuando el agua no llega a los edificios ni a las casas ni en las grandes ciudades como Capital, ni a las barriadas populares ni a los asentamientos de los pueblos originarios, como por ejemplo ocurre con gran parte del pueblo Wichi; cuando para consumirla con cierta seguridad hay que pagarla doblemente; cuando se suceden análisis del agua de las escuelas en todo el país que demuestran que están contaminadas (sea por agrotóxicos, petróleo, metales pesados, arsénico…); cuando desde el Estados y el empresariado usan los ríos como cloacas y como medios de transporte para acelerar el saqueo de nuestros territorios y permitir el narcotráfico; no vemos ni cerca el NUNCA MÁS.

No obstante, a pesar del Estado y el empresariado, las comunidades organizadas y diversas coordinadoras y colectivos nos articulamos para defender los ríos y humedales; para que las niñeces, adolescencias y trabajadores de la educación tengan acceso al agua potable en sus lugares de estudio y puestos de trabajo; para modificar este modo de producción que saquea, contamina y mata para que unos pocos se llenen los bolsillos. 

Mientras que el capital quiere convertir el agua en oro, quienes la cuidamos sabemos que vale mucho más que eso y seguiremos organizándonos para defenderla. Porque como nos recuerda Walsh: "(…)aún si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán desaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas.".


¡ESTE 24 DE MARZO TODXS A LAS CALLES!

¡SEGUIMOS GRITANDO NUNCA MÁS!

¡APERTURA YA DE LOS ARCHIVOS DE LA DICTADURA!

¡POR LOS DERECHOS HUMANOS DE AYER Y HOY!


SUBVERSIÓN

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