jueves, 23 de noviembre de 2023

Organícense, porque necesitaremos de toda nuestra fuerza

Luego de una nueva contienda electoral, hoy nos levantamos otra vez con el sabor de la amargura

Hemos sido parte de una nueva encerrona de esta democracia representativa que empuja a los sectores populares a elegir entre los dos verdugos que ejecutarán las medidas económicas y políticas, con el objetivo de desarticular y empujar a la clase trabajadora a un mayor sufrimiento. Encerrona en la que nos están dando a elegir, en manos de quién queremos morir, sin darnos siquiera opción a una vida digna.

Esta falsa libertad de elección tiene una historia de corto plazo: porque los constantes salarios a la baja, una inflación altísima, la destrucción de nuestros bienes comunes, la inexistencia práctica de derechos a los que luego se interpela en la palabra (¿Cómo hablar del derecho a la educación en escuelas que se caen a pedazos, aulas superpobladas y docencia mal paga?) y una pobreza que nunca, en estos 40 años de democracia ininterrumpida, ha bajado de los dos dígitos y que comúnmente supera el 40% de la población, no giran en el vacío sino que son el resultado de las políticas de gobiernos de derecha y también de los llamados progresistas.

Se vienen tiempos muy difíciles. El triunfo de Milei/Villarruel/Macri no sólo nos enfrenta a la situación de que el sistema capitalista propone una nueva salida a la crisis económica por derecha, con ajuste a los sectores que menos tienen, con la creación de mercados donde incluso cosas que hasta ahora ni siquiera hubiéramos imaginado pueden venderse y comprarse. No sólo nos enfrentamos a la idea de volver a discutir el carácter estratégico de ciertos recursos, como las telecomunicaciones, los combustibles, etc, o a la construcción de un escenario económico en el que la pobreza y la exclusión se masifiquen y profundicen más aún. Con las ideas económicas de La Libertad (de Mercado) Avanza y Javier Milei, el ultraliberalismo económico cobra centralidad en la escena, y están en juego nuestros derechos.

Pero en este caso, además, estamos hablando de una elección en la que el candidato triunfante cristaliza una serie de tendencias preocupantes en línea con el neofascismo político. Además de promover una falsa salida individualista, que ratifica una perspectiva meritocrática, también niega (y de hecho reivindica) las violaciones de derechos humanos llevados adelante por la dictadura cívico-eclesiástica-militar y ensalza valores sociales profundamente intolerantes y violentos. También niega el cambio y la crisis climática, y ratifica la existencia de los bienes comunes y los territorios como zonas de sacrificio al servicio de los commodities. Vale decir aquí también que el doble discurso de los derechos humanos y el economicismo bobo en pos de un supuesto desarrollo, de los gobiernos progresistas, dejaron el escenario listo para el avance de estas ideas fascistas en el gobierno, legitimadas por un proceso electoral y que deja grupos violentos empoderados con el resultado.

No queda otra que organizarse, hacer lo necesario, defender los derechos arrancados al Estado durante todos estos años, con uñas y dientes. Armarnos de valor, secarnos las lágrimas, abrazar el amor compañero, debatir, pensar, aprender, crear y seguir construyendo ese mundo donde quepan todos los mundos.

Por abajo y a la izquierda, como siempre, dando la pelea en cada barrio, sindicato, centro de estudiantes, en las calles, porque en todos estos territorios está nuestro poder, el de nuestra clase social. Esas son nuestras trincheras para contener los golpes de los antiderechos.


¡Ya dijimos NUNCA MÁS! 

¡30000 compañeros/as detenidos/as desaparecidos/as, presentes!

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